December 30th, 2020
El final de cada año marca el cierre de un ciclo. Nos sentamos a reflexionar sobre lo vivido, la frustración por lo incompleto y el entusiasmo por un nuevo comienzo. Al terminar diciembre tenemos una lista de resoluciones que, como mínimo, incluye bajar de peso y completar aquellos proyectos que dejamos a mitad: pintar la casa, remodelar la cocina o comprar un auto nuevo.
Sí, el inicio del siguiente año está cargado de sueños y metas nuevas. Notemos que no hemos mencionado un año en específico. Seamos honestos, cada fin y comienzo de año hacemos lo mismo. Es un ciclo que se repite una y otra vez. Pareciera no tener fin. El problema no es hacer nuevas resoluciones. Si hemos cumplido nuestros objetivos, lo esperado sería proponernos nuevas metas. Sin embargo, predomina la frustración ya que muy pocas veces logramos nuestras resoluciones.
Un articulo publicado en 2017 demostró que los gimnasios se llenan en enero y en tres meses pierden el 60% de sus inscripciones. Otro artículo publicado en 2019 reveló que el 92% de las personas no cumple sus propósitos de año nuevo. ¿A qué se debe este fenómeno?
Podríamos postular un sinnúmero de teorías y quizás todas sean ciertas. Algunos argumentan que no somos consistentes, otros opinan que las resoluciones de año nuevo no son realistas. Establecemos estándares demasiado altos y metas inalcanzables con el pretexto de que “el cielo es el límite.” Pero, hay un denominador común en este asunto, nuestro norte no está completamente claro.
La Palabra nos enseña que Dios no improvisa. Él tiene un plan claramente establecido desde el comienzo. Cada evento que permitió desde el inicio de los tiempos estaba planificado para converger en la gloriosa victoria de Jesús en la cruz para que el mundo obtuviera salvación y una relación con Dios. La Biblia dice en Jeremías 29:11 “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.” Esta declaración confirma que Dios ha trazado un destino maravilloso para nuestras vidas. Sin embargo, nuestra impertinente insistencia por hacer nuestra voluntad y cumplir nuestros caprichosos egoístas, con frecuencia discrepa de lo que Dios anhela hacer en nuestras vidas.
En el Salmo 31:15 David hace una exposición hermosa: “En tu mano están mis tiempos.” El salmista no se refiere a la hora, calendario o años vividos. David se refiere a las temporadas de su vida. Él confía plenamente en Dios. Sabe con toda certeza que, independientemente del panorama, el Señor dirigirá sus pasos hacia un lugar seguro. Es justa la misma confianza que expresa en el Salmo 23 cuando dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará (v1) … Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. (v3)”
Habiendo vivido un 2020 tan incierto e inseguro, es normal sentir mucho temor frente al año que comienza. Probablemente nuestra lista de resoluciones este año sea muy distinta. Lo que puede darnos seguridad es saber que nuestro Dios no cambia. En Él no hay sombra de variación (Santiago 1:17). Esto implica que estará contigo hasta el fin como lo prometió. Quiere decir que tus resoluciones podrán ser nuevas, pero Su amor por ti no. Ese amor sigue siendo incondicional, grande e infinito. Confía en la seguridad y provisión que nuestro Pastor nos provee. Podemos tener la certeza de que, si así lo permitimos, cada temporada de nuestra vida está en las manos de Dios y al final se producirá en nosotros un “cada vez más eterno peso de gloria.” (2 Corintios 4:17).
Es nuestra oración que este nuevo año esté cargado de bendiciones y oportunidades sin fin para acercarnos cada vez más a Dios. Que nuestra relación con nuestro Padre Celestial sea más profunda y nos permita parecernos a ese diseño original y perfecto.
Centro de Vida Internacional les desea un feliz año nuevo.
Por: Javier I. Méndez Lozada
Sí, el inicio del siguiente año está cargado de sueños y metas nuevas. Notemos que no hemos mencionado un año en específico. Seamos honestos, cada fin y comienzo de año hacemos lo mismo. Es un ciclo que se repite una y otra vez. Pareciera no tener fin. El problema no es hacer nuevas resoluciones. Si hemos cumplido nuestros objetivos, lo esperado sería proponernos nuevas metas. Sin embargo, predomina la frustración ya que muy pocas veces logramos nuestras resoluciones.
Un articulo publicado en 2017 demostró que los gimnasios se llenan en enero y en tres meses pierden el 60% de sus inscripciones. Otro artículo publicado en 2019 reveló que el 92% de las personas no cumple sus propósitos de año nuevo. ¿A qué se debe este fenómeno?
Podríamos postular un sinnúmero de teorías y quizás todas sean ciertas. Algunos argumentan que no somos consistentes, otros opinan que las resoluciones de año nuevo no son realistas. Establecemos estándares demasiado altos y metas inalcanzables con el pretexto de que “el cielo es el límite.” Pero, hay un denominador común en este asunto, nuestro norte no está completamente claro.
La Palabra nos enseña que Dios no improvisa. Él tiene un plan claramente establecido desde el comienzo. Cada evento que permitió desde el inicio de los tiempos estaba planificado para converger en la gloriosa victoria de Jesús en la cruz para que el mundo obtuviera salvación y una relación con Dios. La Biblia dice en Jeremías 29:11 “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.” Esta declaración confirma que Dios ha trazado un destino maravilloso para nuestras vidas. Sin embargo, nuestra impertinente insistencia por hacer nuestra voluntad y cumplir nuestros caprichosos egoístas, con frecuencia discrepa de lo que Dios anhela hacer en nuestras vidas.
En el Salmo 31:15 David hace una exposición hermosa: “En tu mano están mis tiempos.” El salmista no se refiere a la hora, calendario o años vividos. David se refiere a las temporadas de su vida. Él confía plenamente en Dios. Sabe con toda certeza que, independientemente del panorama, el Señor dirigirá sus pasos hacia un lugar seguro. Es justa la misma confianza que expresa en el Salmo 23 cuando dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará (v1) … Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. (v3)”
Habiendo vivido un 2020 tan incierto e inseguro, es normal sentir mucho temor frente al año que comienza. Probablemente nuestra lista de resoluciones este año sea muy distinta. Lo que puede darnos seguridad es saber que nuestro Dios no cambia. En Él no hay sombra de variación (Santiago 1:17). Esto implica que estará contigo hasta el fin como lo prometió. Quiere decir que tus resoluciones podrán ser nuevas, pero Su amor por ti no. Ese amor sigue siendo incondicional, grande e infinito. Confía en la seguridad y provisión que nuestro Pastor nos provee. Podemos tener la certeza de que, si así lo permitimos, cada temporada de nuestra vida está en las manos de Dios y al final se producirá en nosotros un “cada vez más eterno peso de gloria.” (2 Corintios 4:17).
Es nuestra oración que este nuevo año esté cargado de bendiciones y oportunidades sin fin para acercarnos cada vez más a Dios. Que nuestra relación con nuestro Padre Celestial sea más profunda y nos permita parecernos a ese diseño original y perfecto.
Centro de Vida Internacional les desea un feliz año nuevo.
Por: Javier I. Méndez Lozada
Posted in Notas de Vida
Archive
2022
2021
2020
December
Atrévase a ConfiarNo Te Rindas en la batallla de la Esquizofrenia.El primer himno de NavidadTengo Parkinson y estoy en pazEl temor a no ser aceptadosEl Coronavirus y las EmocionesBuscando a la pareja ideal7 Principios Centrados en el Evangelio para Proteger su MatrimonioEl regalo más grandeNuevo año, nuevos sueños, nuevas metas…el MISMO DiosCuando Pases Por Las Aguas... YO ESTARÉ
1 Comment
Compartamos este mensaje de esperanza!
Les amo