December 15th, 2020
Conociendo lo que busco
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18)
Innumerables estudios han demostrado que los humanos somos seres sociales. Aunque existan casos de personas ermitañas, no es la norma ni garantiza el bienestar general del individuo. Lo cierto es que nos necesitamos unos a otros. La mayor prueba de esto es la cita de Génesis 2:18 donde Dios deja en claro que “no es bueno que el hombre esté solo”. Es entonces cuando el Señor constituye el primer y más importante sistema social, la familia.
La familia inicia con la unión de la pareja. Es probable que, de todo el proceso, la selección de pareja sea una de las tareas más difíciles. Después de todo, esta decisión determinará el curso de todo lo que sigue. Si creciste en la iglesia, es posible que tengas esquemas desarrollados sobre cómo debería darse este proceso. Las iglesias invierten esfuerzos en que sus jóvenes puedan escoger a la “pareja ideal”. Pero ¿quién es la pareja ideal?
Desafortunadamente muchos jóvenes crecen con la idea de que una luz divina se posará sobre la persona ideal en cuanto se miren. Quizás haya quienes estén esperando que alguna persona les señale quién es luego de verbalizar “Así dice el Señor.” Tal vez están esperando oír la voz audible de Dios diciendo el nombre, apellidos, seguro social y dirección de la pareja ideal. Y, aunque Dios es capaz de hacer cualquiera de estas cosas, no es la norma. Tomemos esto con calma y analicemos.
Dios conoce mejor que nosotros mismos lo que necesitamos (Mateo 10:30). Estamos claros de que la soberanía de Dios estará por encima de lo que sea. Aunque creemos que estamos en una posición difícil por no saber a quién elegir, la verdad es que ya Dios conoce nuestro futuro y ha trazado el camino para que lleguemos justo a donde debemos llegar, a la hora y en el momento oportuno (Hechos 1:7). En Dios no hay casualidades y la Palabra así lo establece. Esto debería darnos tranquilidad. Estamos en sus manos y nos guiará al camino correcto si se lo permitimos.
Un estudio demostró que tanto hombres como mujeres dan mayor importancia al atractivo físico al momento de seleccionar a la pareja (Valdez, González, Arce & López, 2007). Aunque las investigaciones sobre la selección de pareja son poco concluyentes, prevalece la similitud como principal criterio de selección (Antón, 2016). Las personas tienden también escoger con quien sientan un apego seguro (Antón, 2016). Estos hallazgos son consistentes con los consejos que nos da la Biblia. Aunque la Palabra no nos da pasos o criterios específicos al momento de escoger una pareja, sí nos orienta sobre cómo debe ser el trato en el matrimonio. Está más que comprobado que lo que no ocurrió en el proceso de conocerse, no sucederá en el matrimonio.
Es común entonces que nos formemos expectativas. Probablemente basadas en modelos de parejas que hemos conocido, ejemplos que hemos visto en la televisión o en cuentos de hadas. Nos formamos un ideal a veces poco realista e inalcanzable de lo que debe ser la pareja ideal. Por ende, esta aventura debe iniciar con un ejercicio de introspección. Debemos conocernos a nosotros mismos, qué queremos, qué pensamos y hacia dónde vamos. Embarcarnos con alguien más sin tener estas respuestas, es casi un fracaso garantizado.
Una vez mi padre me dio un valioso consejo. Me dijo: “En una relación de pareja tu objetivo debe ser hacerla feliz a ella y ella hacerte feliz a ti. Si ambos se enfocan en esto, tendrán éxito.” Al principio me costó entenderlo, pero comprendí que debo llegar a la relación satisfecho conmigo mismo y sintiéndome feliz con quien soy. Dios desea que, al entrar a una relación con otra persona, lleguemos enteros y plenos. La pregunta es, ¿estás satisfecho/a contigo mismo/a? Si no estás seguro de tu respuesta o es un “NO”, entonces antes de comenzar tu búsqueda debes permitir que Dios continúe trabajando en tu corazón. El proceso de transformación nunca acaba. Aún con pareja estamos constantemente en la rueda del Alfarero. La diferencia estriba en que estaremos juntos en un proceso hermoso de cambio uniforme.
El tema aún no acaba. Nos disponemos a descubrir cómo identificar a la pareja ideal. Sin embargo, con lo antes expuesto nos parece que debemos hacer una sabia pausa para reflexionar en el Señor. Oramos para que Dios añada claridad a tu corazón, te permita descubrir aquellas partes que aún no le dejas transformar y así puedas alcanzar la plenitud en el Señor. Oramos para que cada día busques con mayor firmeza una profundidad en tu relación con Dios que, a su vez te preparará para una relación saludable con la pareja ideal.
Esta historia continuará…
Por: Javier Méndez Lozada
Fuente: Buscando a la pareja ideal - ReDefinidos
Innumerables estudios han demostrado que los humanos somos seres sociales. Aunque existan casos de personas ermitañas, no es la norma ni garantiza el bienestar general del individuo. Lo cierto es que nos necesitamos unos a otros. La mayor prueba de esto es la cita de Génesis 2:18 donde Dios deja en claro que “no es bueno que el hombre esté solo”. Es entonces cuando el Señor constituye el primer y más importante sistema social, la familia.
La familia inicia con la unión de la pareja. Es probable que, de todo el proceso, la selección de pareja sea una de las tareas más difíciles. Después de todo, esta decisión determinará el curso de todo lo que sigue. Si creciste en la iglesia, es posible que tengas esquemas desarrollados sobre cómo debería darse este proceso. Las iglesias invierten esfuerzos en que sus jóvenes puedan escoger a la “pareja ideal”. Pero ¿quién es la pareja ideal?
Desafortunadamente muchos jóvenes crecen con la idea de que una luz divina se posará sobre la persona ideal en cuanto se miren. Quizás haya quienes estén esperando que alguna persona les señale quién es luego de verbalizar “Así dice el Señor.” Tal vez están esperando oír la voz audible de Dios diciendo el nombre, apellidos, seguro social y dirección de la pareja ideal. Y, aunque Dios es capaz de hacer cualquiera de estas cosas, no es la norma. Tomemos esto con calma y analicemos.
Dios conoce mejor que nosotros mismos lo que necesitamos (Mateo 10:30). Estamos claros de que la soberanía de Dios estará por encima de lo que sea. Aunque creemos que estamos en una posición difícil por no saber a quién elegir, la verdad es que ya Dios conoce nuestro futuro y ha trazado el camino para que lleguemos justo a donde debemos llegar, a la hora y en el momento oportuno (Hechos 1:7). En Dios no hay casualidades y la Palabra así lo establece. Esto debería darnos tranquilidad. Estamos en sus manos y nos guiará al camino correcto si se lo permitimos.
Un estudio demostró que tanto hombres como mujeres dan mayor importancia al atractivo físico al momento de seleccionar a la pareja (Valdez, González, Arce & López, 2007). Aunque las investigaciones sobre la selección de pareja son poco concluyentes, prevalece la similitud como principal criterio de selección (Antón, 2016). Las personas tienden también escoger con quien sientan un apego seguro (Antón, 2016). Estos hallazgos son consistentes con los consejos que nos da la Biblia. Aunque la Palabra no nos da pasos o criterios específicos al momento de escoger una pareja, sí nos orienta sobre cómo debe ser el trato en el matrimonio. Está más que comprobado que lo que no ocurrió en el proceso de conocerse, no sucederá en el matrimonio.
Es común entonces que nos formemos expectativas. Probablemente basadas en modelos de parejas que hemos conocido, ejemplos que hemos visto en la televisión o en cuentos de hadas. Nos formamos un ideal a veces poco realista e inalcanzable de lo que debe ser la pareja ideal. Por ende, esta aventura debe iniciar con un ejercicio de introspección. Debemos conocernos a nosotros mismos, qué queremos, qué pensamos y hacia dónde vamos. Embarcarnos con alguien más sin tener estas respuestas, es casi un fracaso garantizado.
Una vez mi padre me dio un valioso consejo. Me dijo: “En una relación de pareja tu objetivo debe ser hacerla feliz a ella y ella hacerte feliz a ti. Si ambos se enfocan en esto, tendrán éxito.” Al principio me costó entenderlo, pero comprendí que debo llegar a la relación satisfecho conmigo mismo y sintiéndome feliz con quien soy. Dios desea que, al entrar a una relación con otra persona, lleguemos enteros y plenos. La pregunta es, ¿estás satisfecho/a contigo mismo/a? Si no estás seguro de tu respuesta o es un “NO”, entonces antes de comenzar tu búsqueda debes permitir que Dios continúe trabajando en tu corazón. El proceso de transformación nunca acaba. Aún con pareja estamos constantemente en la rueda del Alfarero. La diferencia estriba en que estaremos juntos en un proceso hermoso de cambio uniforme.
El tema aún no acaba. Nos disponemos a descubrir cómo identificar a la pareja ideal. Sin embargo, con lo antes expuesto nos parece que debemos hacer una sabia pausa para reflexionar en el Señor. Oramos para que Dios añada claridad a tu corazón, te permita descubrir aquellas partes que aún no le dejas transformar y así puedas alcanzar la plenitud en el Señor. Oramos para que cada día busques con mayor firmeza una profundidad en tu relación con Dios que, a su vez te preparará para una relación saludable con la pareja ideal.
Esta historia continuará…
Por: Javier Méndez Lozada
Fuente: Buscando a la pareja ideal - ReDefinidos
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